Mientras el presidente Santos, en diálogo con Yamid Amat, anticipaba que la actual situación económica “es difícil pero no dramática”, cifras preocupantes –que no son de casandras en pena– confirman lo complicado que será este año fiscal, financiero, cambiario, bursátil y social para el país.
El déficit fiscal ya adquiere niveles inquietantes. Se habla de que su hueco supera los 30 billones de pesos. Con el agravante de que hay muchos gastos y compromisos pendientes que “ni siquiera están presupuestados en la vigencia de este año”, como lo denunció el exministro Juan Camilo Restrepo. Quizá en la draconiana reforma tributaria que deja ver sus colmillos afilados, se encontrará alguna aguja encantada para remendar tantos rotos abiertos por el manirrotismo...