Por Diego Fonseca
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No hay factores que nos compliquen más la existencia que la naturaleza y las decisiones humanas. Un terremoto o un acto gubernamental pueden dejarnos en situaciones moralmente incómodas, pero, en el fondo, la respuesta a ambas crisis cae en el mismo cuenco: los seres humanos debemos ocuparnos de los seres humanos, sobre todo en situaciones apremiantes.
En los últimos días, Haití y Afganistán volvieron a ponernos ante ese espejo.
El terremoto que costó al menos 1.900 vidas en Haití y la salida intempestiva y desordenada de los aliados liderados por Estados Unidos de Afganistán nos han dejado ante un futuro tan previsible como indeseable: ambas naciones pasarán horrores, pero nadie está muy seguro de...