Dulce y Caramela, así se llaman. La una por la expresión de su cara y la otra por el color de su pelaje. Nacieron por la misma fecha y llegaron a nuestra casa el mismo día por caminos distintos: Dulce, la de la cara ídem, vino de un hogar donde lo tenía todo, amor, cuidados y mimos incluidos. Caramela, en cambio, vagaba abandonada por las calles sin que a nadie le importara su rumbo ni su vida.
Dulce tiene los modales de una princesa, Caramela carece de ellos. Dulce es pausada, Caramela es veloz. Dulce es silenciosa, Caramela se hace sentir. Dulce acepta el cuido como su único alimento, Caramela es velona y canequera. Dulce tiene clase, Caramela es gamina, en el mejor sentido. Dulce nos derrite con su ternura, Caramela con sus travesuras.
Dulce...