Una de las mejores formas que existe para disimular el desorden en una casa es tirar todo a una coquita. Vieja técnica para esconder aquello que está tirado por ahí, pero que en el fondo es consecuencia de la pereza y la desidia que hay de recogerlo y ponerlo en su lugar. La coquita sirve mucho, pero es un paño de agua tibia.
La semana pasada, el gobierno dejó entrever un problema tirado en la coquita nacional para que nadie lo viera. Se trata del crecimiento de los cultivos de coca. Un crecimiento histórico del 19 % con respecto al año pasado, que nos lleva a tener 180.000 hectáreas de coca. Eso significa que los cultivos de la mata que mata (siempre me ha gustado esa analogía) son proporcionales al tamaño de un departamento como Quindío.
Si...