x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Ciudades y pueblos

Las comunidades son lugares seguros, en todo sentido.

30 de junio de 2024
bookmark
  • Ciudades y pueblos
  • Ciudades y pueblos

* Director de Comfama.

Querido Gabriel,

Un amigo dice que su utopía es como la primera película Black Panther, en la que Wakanda, un país imaginario de África, logra la perfecta combinación entre ancestralidad y modernidad, entre comunidad y universalidad. En el filme vemos una nación que encontró un camino en el que conserva valores, rituales y símbolos de su origen milenario y los combina con las herramientas tecnológicas de nuestro siglo, así crea ciudades modernas e incluyentes en plena armonía con la naturaleza.

¿Hablamos de cómo tener el bienestar de vivir en un pueblo y las oportunidades y abundancia de las grandes ciudades? ¿Pensamos en cómo forjar comunidades vibrantes y cohesionadas, en las que convivan la naturaleza, la chispa creativa y la diversidad de las ciudades y los elementos básicos de las más admirables comunidades tradicionales?

Comunidad es “tener a alguien”, dice mi amigo, que hace unos años decidió irse a vivir a un pueblito. Las comunidades son lugares seguros, en todo sentido. La gente se conoce, colabora y se cuida solidariamente. Una comunidad tiene autocontrol social: las normas establecidas por un grupo reducido y cohesionado son más poderosas que las mismas leyes y requieren de mucho menos control policial.

Quien haya vivido en un pueblo, sabe, sin embargo, que allí la vida puede llegar a estancarse. Es difícil que un pueblo pequeño y cerrado avance, el “efecto tribu” parece impedir el progreso. La mentalidad tribal, además, puede generar odio hacia los vecinos, solo por ser diferentes... y a veces, cuando son más cerradas, canibalizan a sus propios miembros: “Pueblo pequeño, infierno grande”, reza el dicho.

Las grandes ciudades, de otro lado, tienen magia, en ellas ocurre el desarrollo en un mundo cada vez más urbanizado. “Las ciudades son el crisol de la civilización, donde se encuentran y funden las ideas, las culturas y las oportunidades”, dijo Glaeser en su libro El triunfo de las ciudades. Sin embargo, si al crecer destruyen sus barrios y comunidades, se tornan solitarias, desiguales e inseguras. Una ciudad puede ser un desierto paradójico para las personas más vulnerables.

Por un lado, tendríamos que transformar los pueblos, que no sean islas sin empresas, servicios sociales ni lugares de encuentro, desconectados física y virtualmente. Habrá que abrirlos, razonablemente, a los visitantes y migrantes, necesitan diversidad. Deben estar conectados con vías y excelente acceso a internet. Podrían estar alejados físicamente, pero híperconectados en lo cultural y lo económico con otros pueblos, ciudades y países.

Es crucial, sobre todo, diseñar nuestras ciudades para que, parafraseando a Arturo Escobar, sean “un mundo donde quepan muchos mundos”. Ciudades con barrios que tengan templo, parque, deporte y cultura, barrios con gentilicio y pertenencia. Localidades conectadas entre sí y con las centralidades de la urbe, con transporte público, donde la gente jamás diga: “Ir a la ciudad” estando dentro de ella. Ciudades con tanto verde que se confundan con un bosque.

Tertuliemos sobre combinar inteligentemente lo mejor de vivir en un pueblo, con sus comunidades sólidas y cuidadoras, y los beneficios de habitar en las vibrantes urbes, con sus conexiones imprevistas y su increíble potencia colaborativa. Colombia, por esta vía, podría ser un país, como el Wakanda de la ficción, con lo mejor de la comunidad y la modernidad, la urbe y la selva, el pasado y el futuro. .

Sigue leyendo

Te puede Interesar

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD