Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Por David Yanovich - opinion@elcolombiano.com.co
Sin avisar, volvió a la memoria aquel 18 de agosto de 1989 en Soacha. En una tarima elevada, Luis Carlos Galán comenzaba su discurso. Uno que quedó truncado por el ruido de una ráfaga violenta de balas. Y las imágenes están ahí: un candidato a la presidencia, ensangrentado, montado en un carro, que va a toda velocidad al centro de salud más cercano para tratar de salvar su vida.
36 años después, el 7 de junio de 2025, otras balas buscan silenciar a otro candidato presidencial, no muy lejos de la plaza de Soacha. Esta vez en Fontibón. Y el horror que se siente es tal vez peor que el de 1989. En ese entonces había un claro enemigo del gobierno, de las instituciones, de la sociedad: los carteles de la droga. Hoy, por la improvisación y los dogmas de un gobierno sin rumbo, no hay ninguna claridad sobre quien está detrás de las balas que buscan silenciar a Miguel Uribe Turbay.
Pueden venir de uno de los tantos grupos ilegales fortalecidos durante los últimos tres años por un proceso de paz completamente fracasado. Con unas fuerzas militares maniatadas, disminuidas por los caprichos de un presidente desconectado de la realidad, el estado vuelve a perder el control de su territorio. Según estadísticas de la Defensoría del Pueblo, el Clan del Golfo pasó de 213 municipios en 2019 a 392 en 2023; el ELN, de 149 a 232 en 2024; las Disidencias de las Farc, de 124 a 299 en 2023. Se estima que hoy el 60% de los municipios del país tienen presencia de algún grupo de crimen organizado.
“Colombia Potencia Mundial de la Vida” es, irónicamente, el título del Plan Nacional de Desarrollo de este gobierno, uno que no solamente no es capaz de proteger la vida de sus ciudadanos, sino que ha hecho camino para volver el país uno bastante más inseguro y peligroso. En tres años se destruyó lo que, con enormes esfuerzos, problemas, complicaciones y muchos retrocesos, Colombia había logrado en términos de progreso y bienestar, además de una seguridad algo más fortalecida. Un gobierno que el 7 de agosto de 2022 llegó al poder con la esperanza de un cambio hoy termina enterrado bajo su propia incompetencia, agresividad y el peso de unas ilusiones que quedaron solo en las palabras y en el papel.
Colombia necesita mucho más que esto. Necesita muchos candidatos como Miguel Uribe. No por su ideología o sus posiciones, con las cuales se puede o no estar de acuerdo, sino por su forma de hacer política: decente, limpia, valiente, íntegra y coherente. Necesita que se respeten sus instituciones, sus candidatos, su proceso electoral. Necesita eliminar la retórica violenta que desde el gobierno han promovido a través de discursos, agitaciones e insultos para los que no piensan igual. Necesita volver a resolver las diferencias sin que nos matemos unos a otros. Necesita construir caminos para recobrar la confianza. Necesita poder dar a sus ciudadanos los requerimientos mínimos para poder progresar, trabajar y vivir en paz.