Por Lina María Múnera G.
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Como tantas otras cosas de la vida, ser calificado como héroe o villano puede depender simplemente de la perspectiva de quien juzga. Algunas personas, expuestas a situaciones en las que otros están indefensos, deciden correr un riesgo personal sin esperar retribución y propulsados por lo que consideran es su deber. La inmensa mayoría prefiere no hacer nada, lo que en muchos casos se convierte en un apoyo implícito a quienes hacen el mal. Y en el otro extremo están quienes eligen infligir dolor, bien sea moral o físico, con o sin remordimiento.
Esta semana comenzó el juicio contra Paul Rusesabagina, el hombre que en 1994 salvó a 1.268 personas de perecer durante el genocidio que se produjo en Ruanda...