Por: Fernando Savater
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En general, creo que cada uno debe ser tratado de acuerdo con la percepción que tiene de sí mismo, siempre que no implique peligro o menoscabo de los demás. Y dentro de ciertos límites: al que se proclama Napoleón se le puede llamar “sire” para darle gusto pero no enterrarlo en Les Invalides.
Los que están disconformes con su sexo biológico no deben sufrir persecución por ello, aunque tampoco es razonable que pongamos la sociedad cabeza abajo hasta que la normalidad se convierta en abuso o agravio. Por ejemplo, recurrir a la cirugía para que la disforia se convierta en euforia es temerario ya que hay demasiados casos que se creen clínicos. Los llamados transabled (algo así como “transcapacitados”)...