Las relaciones de Colombia con Estados Unidos, como bien se sabe, se orientaron desde principios del siglo pasado por un latinajo que se ideó don Marco Fidel Suárez: “Respice polum”; que traduce: “Mira al Norte”. Una expresión bella, como todas las que nacen del latín, que ahora, por obra y gracia del presidente Trump, parece condenada a un entierro de tercera. A Dios gracias, pienso yo, porque a su amparo se consolidó la histórica y malhadada dependencia de nuestro país al también llamado “coloso del Norte”.
En 1914, en plena discusión del Tratado Urrutia-Thompson para normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Colombia, luego del zarpazo a Panamá, don Marco Fidel acuñó la expresión latina que nos ocupa. Así lo escribió: “El norte de nuestra...