El cerebro es un afanoso tejedor de la realidad. Los humanos necesitamos que nuestro entorno sea sólido, fiable; que la vida disponga de un sentido. Por eso nuestra cabeza se esfuerza en darle una apariencia de orden a la caótica insensatez de la existencia. Por ejemplo, completamos mentalmente lo que vemos, lo traducimos a algo manejable. Hay dos insidiosas enfermedades de la vista, el glaucoma y la mácula, que suelen diagnosticarse demasiado tarde porque nuestra mente las encubre. Con el glaucoma uno va perdiendo la visión periférica y termina mirando solamente a través de un estrecho túnel.
La mácula sería justo al revés: la lesión está en el centro de la retina y lo que se mantiene es la visión del anillo exterior. Pues bien, el enfermo no...