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‘Mi Compadre’ de Fernando González sobre el dictador venezolano Juan Vicente Gómez, ayuda a entender el fenómeno político que fue Hugo Chávez en Venezuela y es hoy la heredada y hereditaria dictadura de Nicolás Maduro. Una historia de dictadores que no ha surgido por generación espontánea.
Por Ernesto Ochoa Moreno - ochoaernesto18@gmail.com
Desde la llegada al poder en Venezuela de Hugo Chávez, la situación política del país hermano me ha servido de pretexto para hablar del libro “Mi compadre”, de Fernando González Ochoa, nuestro filósofo de Otraparte en Envigado. Hoy el tema se repite con la cacareada reelección no probada ni convincente de Nicolás Maduro para un nuevo sexenio en la presidencia de Venezuela.
Insisto entonces en mi hipótesis, planteada en varias columnas anteriores, de que la dictadura es genética en Venezuela. Hay en la historia del país hermano un gen caudillista, dictatorial, que se repite en diversas épocas y se resiste a desaparecer, poniendo en jaque la institucionalidad y la democracia en la tierra de Bolívar.
Fernando González Ochoa publicó en 1934 el libro “Mi Compadre”, una original semblanza del dictador venezolano Juan Vicente Gómez, muerto en 1935, y de quien se ha dicho ejerció una gran fascinación en el escritor envigadeño que algunos han calificado como un síndrome de Siracusa.
Yo creo que sí adoleció el escritor antioqueño de este síndrome. Espoleado por su admiración por Bolívar, como máximo exponente del hombre suramericano, Fernando creyó rastrear en Juan Vicente Gómez, el «brujo de los Andes», una promesa del “Gran Mulato”, ese hombre característico de nuestro continente, (mezcla genética de indio 45 %, blanco 45 % y negro 10 %) según él, que nos daría personalidad, autonomía y destino histórico. Y para comprobarlo acompañó al tirano de Venezuela in situ entre septiembre de 1931 y enero de 1932. A la postre el dictador Gómez no dejó circular en su país el libro, escrito por González en Marsella (Francia) y publicado en Barcelona en 1934, un año antes de que muriera el dictador venezolano.
Mi Compadre es una obra utilísima para entender a Venezuela, su trayectoria de caudillismos y dictaduras y su deplorable descarrío actual con Chávez y Maduro. Con razón González Ochoa dice en su libro que todo venezolano es un dictador, y el país de Juan Vicente es «una leonera con el domador adentro», siendo él, Juan Vicente, «un ángel y una tigra parida».
¿Qué es Mi Compadre? ¿Una biografía con el método emotivo, inaugurado por el escritor colombiano? ¿Un estudio sociológico, un ensayo histórico? Yo me atrevería a decir, aunque puede sonar peregrino, que es un gran reportaje, un reportaje en profundidad, con lo que esta denominación significa en el periodismo moderno.
Fernando González, el «hombre de las libretas», como lo llamaban en Caracas (eso es el periodista: un hombre con libretas), se dedicó a tomar apuntes mientras seguía los pasos de Juan Vicente, se metía entre sus amigos y sus enemigos, los retrataba a él y a ellos, hablaba con la gente de Venezuela, olfateaba sus días y sus noches, fisgoneaba los pecados y virtudes del dictador y de su corte de paniaguados. Y escribió un fascinante reportaje.
“Mi Compadre” de Fernando González sobre el dictador venezolano Juan Vicente Gómez, ayuda a entender el fenómeno político que fue Hugo Chávez en Venezuela y es hoy la heredada y hereditaria dictadura de Nicolás Maduro. Una historia de dictadores que no ha surgido por generación espontánea, sino que se inscribe dentro de esa especie de genética histórica que hace que los pueblos repitan a menudo su destino.