Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
La admiración de la derecha colombiana por la derecha europea es histórica y ahora, como en la medianía del siglo XX, las voces más radicales del conservadurismo tienden puentes con sus similares ibéricos a los que ven como el espejo ideal.
Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com
España es el país europeo que más interesa a Colombia. La historia que une a las dos naciones, la imperial, la de la lucha republicana, la de los pocos inmigrantes españoles que llegaron a nuestro territorio y la de los muchos nacionales que se fueron a buscar mejor vida a la península, genera unos vínculos fuertes que involucran la cultura, la economía y la política. La relación es dispar, injusta en muchas ocasiones, pero no puede ser pasada por alto y en Bogotá se da por sentado que el gobierno que esté en Madrid es la puerta de entrada a la Unión Europea. Si hay un movimiento en la Moncloa, la Casa de Nariño tiene que ajustar sus coordenadas.
Desde el 2018 gobierna en España el socialista Pedro Sánchez y, aún perdiendo las últimas elecciones, es probable que lo siga haciendo una vez logre formar gobierno con el apoyo de partidos minoritarios que ven en la derecha del Partido Popular, último ganador electoral, y en la ultraderecha de Vox, dos límites infranqueables. Pero nada está dicho. La negociación está difícil y puede incluso que sea necesario llamar a elecciones de nuevo.
Sánchez, un jugador arriesgado de la política, que llegó al poder tras una moción de censura contra el popular Mariano Rajoy y se expuso a adelantar elecciones hace dos meses, movió las fichas para continuar con su programa.
Para el gobierno de Gustavo Petro la noticia es buena. La posible llegada del PP a la presidencia del gobierno representaba un choque inmediato con una fuerza conservadora corrida cada vez más a la derecha para ganar los votos de Vox, estos últimos admirados por el uribismo más recalcitrante y opositores radicales a todo lo que, dentro del espectro político, se mueva del centro hacia la izquierda.
Pero, además de la definición de renovación o continuidad en el gobierno, deberíamos estar atentos al proceso de derechización que ha sufrido España y sacar de la particularidad de sus procesos las enseñanzas generales del sentimiento ciudadano que se inclina por estas propuestas nacionalistas y restrictivas. La admiración de la derecha colombiana por la derecha europea es histórica y ahora, como en la medianía del siglo XX, las voces más radicales del conservadurismo tienden puentes con sus similares ibéricos a los que ven como el espejo ideal.
Los elogios que las derechas se lanzan, de Estados Unidos a Brasil, de Argentina a Italia, de España a Colombia, conforman una red que comparte una visión del mundo particular con restricción de derechos y limitación de la asistencia social. Una vez alguna de ellas llega al poder asiste a sus pares y restringe el alcance de gobiernos con los que no concuerdan al poner trabas en las relaciones bilaterales. Es por eso que para el actual gobierno colombiano, que Sánchez logre la reelección, inesperada hasta hace unas cuántas semanas, le puede dar un respiro de tranquilidad.