Para quienes ejercen en el país el papel de idiotas útiles –los mismos en caer primero cuando las extremas ganan– sería deseable que repasaran lo que viene sucediendo en países totalitarios como Venezuela y Cuba, tan cercanos hoy a los sentimientos del gran patrón de las mayorías congresionales colombianas.
En Venezuela el caos es patente. La corrupción de sus partidos tradicionales contribuyó a que los aventureros llenaran los espacios. Hoy se trituran la democracia y las libertades. Su inventario de miserias lo copan el desabastecimiento, el hambre, la violencia callejera, la carencia de medicinas, los presos políticos, la expatriación, la hiperinflación, los narcomilitares. Está al borde de la revolución sangrienta.
En Venezuela no se respeta...