Pico y Placa Medellín
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Por Jorge Andrés Rico - andresricocp@gmail.com
He sido profesor por más de 14 años en diferentes niveles académicos y ante distintos públicos, lo cual me permite evidenciar los diferentes cambios que se han dado de forma rápida y que han ido tomando por sorpresa al sector educativo, por ejemplo, en las metodologías de enseñanza, en la virtualización y la transformación tecnológica. En esencia, los docentes son quienes afrontamos directamente las expectativas de los alumnos y las instituciones.
Ser estudiante por supuesto que tiene y se le adhieren derechos, pero también hay deberes. En esta ocasión, me quiero referir a este actor fundamental, su papel y a quienes no ven aún la responsabilidad que tiene el ser estudiante. Porque la educación entra en crisis también, cuando en salones más de la mitad de estudiantes se encuentran viendo sus celulares (no utilizándolos como apoyo a su proceso), chateando o en desatención plena a su oportunidad de formación y crecimiento.
Hay crisis en la educación cuando los estudiantes asisten a clases de forma autómata, sin ningún tipo de interés, esperando encontrar en los docentes quién les entretenga o les brinde una clase llena de acciones espectaculares que les permita pasar del entretenimiento de las redes a un entretenimiento en su espacio real. Los docentes no tienen el deber de entretener. La educación sí puede ser un espacio de disfrute y que se viva desde la experiencia, pero no de la forma que se espera en ocasiones, en donde se busca que la docencia pase a ser show y el show se convierte en una pseudometodología formativa, lo cual es distinto a la educación experiencial.
Hay crisis en la educación cuando no hay lectura de textos, libros y documentos, porque se asume que hoy todo debe ser rápido y líquido, y que leer no es necesario. Estudiantes que no leen y creen que el conocimiento llega en los momentos de clase, en donde no hay atención, pero viven en un círculo vicioso, en el cual no se aprovecha el tiempo de clase en el aula y el trabajo autónomo, espacio para la lectura, no se realiza porque hay cansancio, apatía o desinterés. El estudio es disciplina, en ocasiones cansancio y amor por lograr el objetivo.
Hay crisis en la educación cuando los estudiantes no escriben y no analizan su realidad. Escribir es un acto vivido y que permite desarrollar capacidades y habilidades blandas. Vivir en el efecto espectador (ese que pone al ser humano como quien ve muchas cosas, pero no interioriza algo) dentro del aula, es igual de vacío a vivirlo en un concierto (me refiero a grabar todo y verlo a través de la lente del celular). Ser estudiante requiere escritura, sin importar el área, porque el aprendizaje, si bien no es memorístico, si es de ideas, perspectivas y posturas que se van formando a partir de leer y escribir (crear).
Hay crisis en la educación cuando el estudiante cree que el salón de clase es un espacio en donde la exigencia y la disciplina debe ser mal evaluada. En donde trasladan su responsabilidad como estudiantes a los profesores, porque el modelo educativo, en ocasiones, confunde libertad con libertinaje, y las reglas y la disciplina están sujetas al caos que se forma porque los docentes evalúen en coherencia a trabajos entregados y realizados completamente con inteligencia artificial sin ningún filtro o análisis, a tareas mediocres (realizadas sin proceso) o excusas por no entregar las actividades.
No es generalizar, porque hay grandes estudiantes. Hablo desde mi experiencia cuando el estudiante no se hace responsable de su rol. No romantizar la educación es entender que se debe disfrutar y también puede molestar, incomodar y necesariamente, exigirle al estudiante.