El hogar es el lugar en donde, por excelencia, se cultivan los valores y las virtudes morales que regirán la vida de los hijos. Su formación es un proceso de aprendizaje que se cumple primordialmente en la familia y se refuerza en las instituciones educativas. Cultivar la inteligencia de los niños sin cultivar su integridad y su buen corazón es criar personas que pueden llegar a ser una seria amenaza para la sociedad. En efecto, la falta de una formación ética basada en principios morales sólidos puede arruinar la vida de los individuos, las familias y la sociedad.
Está comprobado que la honestidad, además de una virtud, es una ventaja competitiva.
Hace unos años, una importante corporación internacional hizo un estudio en el que participaron...