x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

La importancia del olvido

Olvidar permite hacer borrón y cuenta nueva, abre puertas que de otra manera permanecerían cerradas. En mi caso reconozco que el olvido es selectivo: tiendo a olvidar lo malo

12 de noviembre de 2023
bookmark
  • La importancia del olvido

Por Sara Jaramillo Klinkert - @sarimillo

Lo confirmo, es un hecho: con los años llega el olvido. Olvidas caras, nombres y claves. Olvidas tomarte las pastillas y, a veces, hasta olvidas que lo olvidaste y ni siquiera alcanzas a preocuparte por la omisión. Vas a mercar y olvidas la mitad de las cosas que necesitabas. Comienzas a leer un libro y por la mitad encuentras una anotación con tu propia letra recordándote que ya lo habías leído. Sigues leyendo, igual no te acuerdas cómo termina y el final de pronto vuelve a sorprenderte, es tu premio de consolación. El otro día conté eso en un club de lectura y el moderador me preguntó que entonces para qué leía tantos libros si luego iba a olvidarlos. Le respondí que tampoco recordaba todos los helados que me había comido en la vida y, sin embargo, estaba segura de que en su momento los había disfrutado.

Quienes me conocen bien saben que, a menudo, suelo buscarle el lado amable a las cosas y entonces se me ocurrió buscarle beneficios a olvidar. Estoy segura de que tiene que ofrecer algo mejor que poder sorprenderse dos veces con el final del mismo libro. Descubrí la importancia del olvido. No recuerdo, por ejemplo, quién me ha herido ni con quién he peleado ni las razones por las cuales me he alejado de ciertas personas. Tampoco recuerdo mis miedos paralizantes y me sigo tropezando con ellos en cada nuevo intento. Eso es lo bueno: olvidar mis tropiezos es lo que me ayuda a seguir caminando. Olvidar permite hacer borrón y cuenta nueva, abre puertas que de otra manera permanecerían cerradas. En mi caso reconozco que el olvido es selectivo: tiendo a olvidar lo malo. «Piensa lo que quieras pensar, pero recuerda que tienes que convivir todos los días con tus propios pensamientos», dice un proverbio sioux. Ya puestos a elegir, prefiero convivir con los pensamientos buenos que con los malos.

En la novela La luz entre los océanos de M. L. Stedman, hay un personaje llamado Frank que ha tenido que enfrentar toda clase de sucesos dolorosos, sin embargo, siempre está sonriendo y entonces Hanna le pregunta cómo se las ingenia para vivir contento. Frank responde: «Es una decisión voluntaria. Podría pudrirme en el pasado, pasarme la vida odiando a la gente por lo que ocurrió o podría perdonar y olvidar. Elijo olvidar porque es mucho menos agotador. Sólo tienes que perdonar una vez. Para estar contrariado, en cambio, tienes que odiar todo el día, todos los días. Tienes que recordar constantemente lo malo, redactar una lista muy larga y asegurarte de odiar a todas las personas que aparecen en ella».

Lo que soy yo, seguiré practicando el olvido selectivo porque el odio pesa mucho y esta vida es muy densa como para añadir cargas adicionales. En cuanto al olvido involuntario continuaré sonriendo a quien me salude pretendiendo saber quién es; iré al mercado las veces necesarias por los ingredientes faltantes y apuntaré las claves en libretas que luego no podré encontrar. Leeré libros que ya he leído con la ilusión de sorprenderme otra vez con el final, también me ingeniaré artimañas para saber si me tomé o no las pastillas y lo más importante: me seguiré comiendo todos los helados que se crucen por mi camino aunque los olvide apenas salga de la heladería.

Sigue leyendo

Te puede Interesar

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD