“La revolución no va ser entregada jamás. En caso de un escenario negado y transmutado, gobernaría con el pueblo”. Esas fueron las palabras que, muy al estilo de su antecesor Hugo Chávez, pronunció en octubre pasado Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, refiriéndose a un hipotético triunfo de la oposición en las parlamentarias.
De esa retórica revolucionaria está llena de ejemplos la historia. Es la misma que ha permitido a muchos perpetuarse en el poder, cometiendo los más atroces crímenes y reprimiendo la crítica al mejor estilo de los dictadores: cerrando medios de comunicación que no les favorecen y encarcelando a sus opositores.
Si profundizamos lo que está sucediendo en el vecino país, hay notables coincidencias con la China de Mao,...