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Todo está hecho para que la oposición aplaste democráticamente al corrupto y asesino régimen chavista madurista de Venezuela. El problema es que todo está hecho para que esa satrapía siga usurpando el poder del pueblo venezolano robándose las elecciones, con la complicidad, el guiño o el desinterés de muchos en el resto del mundo que se auto denominan progresistas, fuerzas democráticas y socialismo moderno.
La gesta heroica de María Corina Machado en la super maratón de campaña por todo el vecino país, impulsando el nombre de emergencia del diplomático Edmundo González, ha dejado la dolorosa y esperanzadora imagen de un pueblo que entendió, a las malas, que los cantos de sirena, las engañifas, las promesas de cambios sociales y el ataque radical al capitalismo, al son de la misma palabra “pueblo” no les han dejado más que miseria en un país ultra rico en su subsuelo.
La corrupción, la ineptitud, la negligencia, la estupidez y el odio ideológico visceral que Chávez inoculó a su régimen, agravado por el carácter del perfecto idiota latinoamericano que personifica el chofer Nicolás Maduro, fueron destruyendo no solo la economía sino también el espíritu aguerrido de los venezolanos, los mismos que, desde el indomable caudillo José Antonio Páez en el siglo XIX – tan indómito que ni el Libertador Bolívar pudo imponérsele - legaron al continente una reciedumbre difícil de emular. El embrujo socialista de Chávez, adobado con centenares de miles de millones de dólares del inacabable petróleo volvió trizas ese pasado.
Hoy, estos días, ese espíritu parece volver incontenible en la figura de María Corina y en la de los miles de compatriotas que con rabia, dolor, esperanza y decisión proclaman el fin de la dictadura.
Todo está listo en la voluntad de las masas, incluso en la de aquellos más de 7 millones que debieron huir apenas con sus sueños rotos a la espalda para caminar como errantes espíritus por las carreteras de América, y que no podrán votar porque el oprobio de su dominante bestia se los impide allende las fronteras.
Tienen el tesón, la decisión y el amor por su patria. Solo se les atraviesa el enorme muro de la infamia que preparan Maduro, Diosdado y sus cómplices, algunos de esas tierras como el narcopresidente Samper, los “ex terroristas” de las Farc y la vista complaciente de Petro mientras se solaza en las calles de París y sobre las aguas del Sena con la excusa de última hora de asistir a los Juegos Olímpicos.
Gloria al bravo pueblo / Que el yugo lanzó / La Ley respetando / La virtud y honor.
¡Abajo cadenas! / Gritaba el Señor / y el pobre en su choza / libertad pidió-
A este santo nombre / tembló de pavor / el vil egoísmo / que otra vez triunfó.
Gritemos con brío: “¡Muera la opresión!” / Compatriotas fieles/ la fuerza es la unión; y desde el Empíreo / el Supremo Autor, un sublime aliento al pueblo infundió.
Unida con lazos / que el cielo formó / la América toda existe en nación; y si el despotismo levanta la voz, seguid el ejemplo que Caracas dio”
