El sentido común indica que la mejor forma de combatir los mercados ilegales es fortaleciendo la capacidad de las instituciones de policía y promoviendo el cumplimiento de la ley en las zonas calificadas por economías ilegales. La receta parece clara y simple. En la práctica, desafortunadamente, puede enfrentar muchas complicaciones.
Los mercados ilegales, como cualquier manifestación económica, necesitan seguridad y protección. No son caóticos; como toda actividad comercial, están sujetos a un marco regulatorio que debe brindar certeza a las transacciones y amenazar sanciones frente al incumplimiento de lo pactado. La violencia se erige como recurso predilecto de regulación.
El sentido común conduce a suponer que los mercados ilegales se consolidan...