Por Valentina Ortiz AreizaUniversidad Pontificia BolivarianaFacultad de Com. Social. 4° semestrevalenortiz7@hotmail.com
Lo más triste de esta denigrante guerra, es que para los que no somos víctimas directas esto se ha transformado en un ‘paisaje’; el tener un conflicto interno por más de 40 años, se ha convertido en el pan de cada día, ese que la guerra misma ha despojado.
No bastan las fuertes imágenes que circulan en los medios o los agitantes debates del ‘Sí’ y el ‘No’ para gritar ¡Basta ya! Olvidamos que esta guerra ha frustrado sueños, arrebatado vidas, destruido familias y que, además de jóvenes, adultos y ancianos, los niños han sido la presa fácil de esto a lo que hoy todos anhelamos ponerle fin.
Una guerra que nos dividió, nos polarizó...