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No fue culpa tuya, no estás sola

Las mujeres abusadas y acosadas en su niñez que no pudieron alzar la voz, que no fueron capaces de contar o de denunciar al acosador, guardan ese deseo reprimido de hacer justicia, de evitar que otras tengan que vivir lo que ellas vivieron

14 de septiembre de 2023
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  • No fue culpa tuya, no estás sola

Por Isabel Gutiérrez R. - JuntasSomosMasMed@gmail.com

Recordar la niñez, recorrer la adolescencia y la adultez, es para muchas mujeres un pasado doloroso donde se materializaron acosos y abusos sexuales, que para la época eran conductas normalizadas y aceptadas en medio de un machismo arraigado. Esto hoy ha cambiado, aunque falta camino por recorrer.

El acoso sexual es una manifestación de la discriminación de género y una forma específica de violencia contra las mujeres. Según la ley, el acoso sexual es cometido cuando una persona, valiéndose de su superioridad o relaciones de autoridad, posición laboral o familiar, acosa y persigue con fines sexuales no consentidos, a otra persona.

En la Unión Europea —donde hay más datos -, de cada 10 mujeres, entre 4 y 5 han sido acosadas. Muchas de ellas en los círculos y entornos más cercanos: tíos, abuelos, amigos, entre otros. El abuso y el acoso sexual son más normales de lo que parecen, pero se ocultan y se esconden como si no sucedieran.

Y como lo que se nombra no existe, y de lo que no se conversa no se genera reflexión, les propongo que conversemos sobre este tema.

El abuso y el acoso causan profundas secuelas en la mujer. Dolores o culpas difíciles de sanar, relaciones complejas con su cuerpo y su sexualidad, baja autoestima, problemas de adicciones, depresiones, entre otros. Muchas de ellas asumen conductas retraídas y silenciosas.

Las mujeres abusadas y acosadas en su niñez que no pudieron alzar la voz, que no fueron capaces de contar o de denunciar al acosador, guardan ese deseo reprimido de hacer justicia, de evitar que otras tengan que vivir lo que ellas vivieron, porque saben y conocen el miedo y el dolor que se siente.

A ti, niña, mujer, nadie te tiene que tocar la pierna, o las nalgas, o dar besos cuando no quieras. Húyele a esos que te abrazan, te toquetean y te halagan todo el tiempo. No recibas de tus profesores, tíos o abuelos mensajes o fotos alusivos a tu sexualidad, ni permitas que el tema de conversación sea tu cuerpo.

No es normal que te citen a reuniones con tus profesores o jefes en horas de la noche, ni es normal que te ofrezcan alcohol en medio de esas reuniones. No es normal que te chantajeen con un ascenso o con un aumento de nota a cambio de favores sexuales.

No es normal que te esté diciendo lo bonita, lo flaca, lo sexy e inteligente que eres, ni que busquen tener momentos a solas contigo todo el tiempo. Esto no es normal.

Tal vez si muchas alzamos la voz esto deja de ser un susurro para convertirse en un grito. Donde nuestros cuerpos sean respetados, donde se reconozca el valor que aportamos y no la belleza que traemos a la mesa. Y a ti, niña, que en tu pasado fuiste tocada, acosada o abusada: no fue tu culpa, no estás sola, tu silencio está recogido en el dolor de toda una tribu. Sana, reconcíliate con tu pasado, abrázate y quiérete.

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