Si no fuera porque es inadmisible creer en la fatalidad y no es de buen recibo académico hacer afirmaciones rotundas, diría que una característica de la política colombiana es su dificultad secular para tratar con la oposición. Desde la manera como Camilo Torres y los federalistas plantearon sus diferencias con Antonio Nariño y el gobierno de Cundinamarca, pasando por la forma como los radicales enfrentaron a la Regeneración, hasta la semana pasada cuando el Centro Democrático salió a las calles de casi un centenar de ciudades.
Nuestra cultura política se caracteriza por un desempeño frecuente de la oposición que desborda los límites legales y constitucionales, y se realiza de forma desleal e irresponsable, mientras los sectores en el gobierno...