Ser abuela es una gracia que todavía no me adorna, pero muy seguramente algún día llegará la “materia prima” que me hará graduar, ojalá con honores, en tan dulce “profesión”.
El papá como único proveedor salió del panorama hace un buen rato. Hoy, bien sea por necesidad, por realización profesional o por presión de la sociedad de consumo, papá y mamá se van a trabajar. En otros casos, uno de los padres falta, lo que ha obligado a que los cuidadores de los niños sean los abuelos, de modo que la figura del abuelito querido, alcahueta y consentidor también se ha ido perdiendo en la obligación de asumir una crianza que, en justicia, no debería corresponderles.
Un amigo que se graduó de abuelo hace cinco años lo dice más bonito: “El amor de los abuelos...