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Raúl E. Tamayo Gaviria
Columnista

Raúl E. Tamayo Gaviria

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renuncia
solidaria

Por Raúl E. Tamayo Gaviria

rtamayo@une.net.co

A raíz del artículo “Otro como Diego Calle”, escrito en este diario por mi admirada columnista y amiga, Elbacé Restrepo, paisana de este personaje a quien tanto le debemos los antioqueños, llamé al ingeniero Luis Guillermo Gómez Atehortúa, amigo y pariente, para preguntarle:

--Hombre Luis Guillermo, ¿cómo fue que Diego Calle te conoció para nombrarte secretario de Obras Públicas?

--Mirá, yo también tuve esa curiosidad y un día le pregunté al gobernador: ¿doctor Diego, usted por qué me escogió a mí de secretario de OO.PP.? Y me dijo:

--Porque usted es mal encarado como yo, y así me hace compañía.

Este par de antioqueños, de aspecto facial hosco aparente, en realidad son de un estupendo buen humor, musical y divertidos al máximo. Recios y exigentes en su labor, pero en su calidad humana, agradables y gozones.

Podríamos decir que estos importantes funcionarios tenían cara de Reforma Tributaria, pero por sus cualidades, cumplían sus objetivos amablemente.

El ministro Carrasquilla, por el contrario, quiso maquillar su reforma tributaria con nombres eufemísticos, para darle una apariencia completamente engañosa, que la hace más odiosa, ante el pueblo colombiano, especialmente ante la clase media, a los pensionados y jubilados, a los consumidores de menores recursos, víctimas del IVA a la canasta familiar.

Llamar “Ley de la Solidaridad Sostenible” a una reforma que nos mete la mano al bolsillo a los colombianos que escuchamos al presidente Duque decir en su campaña en la cual participamos: “vamos a subir los salarios y a rebajar los impuestos”, es un mensaje equivocado y engañoso.

No voy a culpar al ministro Carrasquilla por no saber el precio de una docena de huevos. Mercar, puede no ser un oficio para un ministro, pero sí debería saber cuáles son los componentes de esa canasta familiar, que es el pan de cada día de los jefes de hogar y las amas de casa.

Saber que la pensiones subieron este año el 1,65 % del IPC, mientras el salario de los empleados oficiales subió el 5.5 % y el salario mínimo subió 3.5 %.

Mientras las pensiones se estancan, los impuestos a ellas, que son prohibidos por la Constitución de la República, porque las pensiones son derechos adquiridos y un producto de los dineros que fueron aportados por el trabajador y por su patrono durante su vida laboral, quedarían en un 10 % de la pensión, con retención mensual.

Esto será demandado por ilegal e inconstitucional, pero mientras se devuelve el gobierno se lo guarda y para que lo devuelva será “el llanto y el crujir de dientes”.

Por eso estamos de acuerdo con la periodista Vicky Dávila que le pide la renuncia “solidaria” al ministro Carrasquilla, ya que su salvadora y solidaria ley no va a pasar en el Congreso. Ya casi todos los partidos políticos, lo han manifestado así.

Sabemos que se necesita reponer las pérdidas del desastre causado por la pandemia. Sabemos la buena intención del Gobierno, pero no es el momento.

ÑAPA: Esta columna se solidariza con la canciller Blum, cuando dijo ante la ONU que la Farc incumplió con el Acuerdo de Paz

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