Esto me dijo el otro día el chico que me transportaba, “salí desplazado de Concordia cuando apenas tenía siete años, llegué a Medellín y a esa edad ya tenía que trabajar para comer, entonces estudiaba y trabajaba y los profesores solo me exigían exámenes, no tareas, ellos entendían mi situación”, “estudiaba en el Sena, también trabajé en un banco, paré hace un semestre, pero sabe una cosa: prefiero estar aquí manejando este carro; allá en el banco me sentía maltratado, cualquiera por ocupar una posición más alta y ganar más que yo, te hace sentir mal e inferior, no debería haber jefes, sino líderes, pero muy poca gente es líder, se aprende de muy pocos, por eso me fui, para ser feliz y sentirme libre”.
Me contaba una antigua compañera de trabajo,...