Por Steven Rattner
En su dominio de la forma de manejar la crisis griega, Alemania ha demostrado que el éxito económico trae consigo influencia política, la cual ejerció la semana pasada al descartar solicitudes por parte de Francia e Italia para un trato más tolerante con su vecino.
La rigidez alemana no es del gusto de todos, pero Europa debería estar agradecida por ella. Aunque no sabemos si el último acuerdo va a pegar, mucho menos tener éxito, los requerimientos son necesarios para traer al país de vuelta a la salud económica y salvar su participación en la moneda común.
Frecuentemente el debate sobre la política económica griega se simplifica demasiado hacia un clásico forcejeo macroeconómico entre la ‘austeridad’ y el ‘estímulo”.
Lo que...