Estación Cross-over, en la que el vallenato se mezcla con la ranchera y el corrido mexicano y así los unos se abrazan y los otros lloran, algunos miran con ojos de amor y deseo y otros de pelea y revancha, sin que falten los que están ahí sin ser invitados o los que se crecen porque creen que ganaron una lotería inesperada y esto los convierte en réplica de los sabios de Grecia o en jueces con más peluca que entendimiento, a más de los exaltados y los místicos, los fanáticos y los asustados que, en una especie de círculo del despecho (género muy apetecido entre nosotros), gritan, maldicen, señalan y, como en un tren cualquiera de la revolución mexicana, se repiten la canción aquella de Gaviota traidora (en el Wurtlitzer, la tecla G-6) pudiendo...