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Transición en retroceso

La aceleración y profundización de las políticas públicas para la transición energética entre 2018 y 2022 dieron sus frutos en las últimas dos mediciones.

08 de julio de 2023
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Por Diego Mesa Puyo* - d.mesapuyo@columbia.edu

El Foro Económico Mundial publicó la semana pasada la edición 2023 del Índice de Transición Energética (ETI por sus siglas en inglés), el cual mide los avances de 120 países en los vértices del triásngulo energético – equidad, seguridad y sostenibilidad –, así como en los habilitadores para lograr una transición energética efectiva. El índice promedia dos indicadores que buscan encontrar un balance entre el estado del triángulo, midiendo el desempeño del sistema energético actual, y las perspectivas de mediano y largo plazo, evaluando el grado de alistamiento para la transición energética. El primer indicador incorpora variables como la cobertura y el costo de la energía, la seguridad del suministro, la resiliencia y la confiabilidad del sistema, la eficiencia energética, la participación de las tecnologías limpias en la matriz energética, y las políticas de mitigación climática. Por su parte, el segundo indicador pondera el marco regulatorio, las políticas públicas, la idoneidad de las autoridades, y la capacidad de atraer inversión privada.

En los 8 años pasados se había vuelto costumbre que Colombia se destacara en el ETI. En particular, la aceleración y profundización de las políticas públicas para la transición energética entre 2018 y 2022 dieron sus frutos en las últimas dos mediciones. En 2020 y 2021 (en 2022 no se publicó el ranking por la alta volatilidad del entorno macroeconómico y geopolítico del momento), Colombia se ubicó en el segundo y tercer puesto, respectivamente, entre los países de la región, solamente superado por Uruguay y Costa Rica, y a nivel global el país había logrado ubicarse en el puesto 25 y 29, respectivamente. Además del buen desempeño del sistema energético colombiano y en particular del sector eléctrico, el cual ha sido un activo que se ha venido fortaleciendo durante los últimos 30 años, las buenas puntuaciones de Colombia reflejaban las políticas adoptadas en los últimos años y un desarrollo acertado e innovador del marco regulatorio para la transición energética. El exitoso programa de subastas de energías renovables, los incentivos fiscales introducidos en el Plan Nacional de Desarrollo de 2019 y mejorados en la Ley 2099, la llegada de importantes empresas europeas, norteamericanas y asiáticas, el CONPES de Transición Energética, y las hojas de ruta para el hidrogeno verde y la energía eólica costa afuera daban cuenta de un entorno sumamente atractivo para la inversión privada y auguraba que el país siguiera consolidándose como un referente internacional en energías limpias.

A pesar de estos avances, Colombia retrocedió en varios frentes en el ETI 2023. Además de obtener menores puntajes en los diferentes indicadores con respecto a 2020 y 2021, el país cayó al sexto lugar entre los países de la región, siendo superado por Brasil, Uruguay, Costa Rica, Chile y Paraguay. Igualmente, Colombia perdió 10 escalones a nivel global, descendiendo al puesto 39 en el índice general. Desafortunadamente, estos resultados se suman a otras alertas sobre el rumbo de la transición energética en Colombia, como los recientes anuncios de desistimiento de proyectos de energías renovables y la salida de empresas de energía del país.

*Miembro Distinguido Visitante del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia en Nueva York

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