Ya descubrimos otro filón para explorar y explotar, a esos cuatro millones de turistas que están llegando al país vamos a tratar de esquilmarlos, locales o extranjeros, vamos a tratar de sacar de sus bolsillos hasta el último billete, aquí casi todo es caro, pero si su acento es extraño puede llegar a serlo aún más. Estamos de moda, quieren explorarnos y descubrirnos y hemos detectado ahí una oportunidad para sacar ventaja, se trata de venderles productos inciertos a precios de feria, somos expertos en ofertar oropel como si fuese oro. Arepas, mazorcas, cócteles, avistamientos, carpas en la playa, tiquetes aéreos o ecoturismo forman parte del espejismo que muchos están ofertando y el que como de costumbre, nuestro Estado regulará tarde.
Esa masa inmensa que apenas nos está descubriendo, se desplaza por el mundo y empieza a hacerse indeseable, hay ciudades y países que rechazan los turistas, ya no caben, ya colmaron los lugares y la paciencia de los habitantes locales de miles de sitios, ya arrasaron con sus rincones fotografiables y con los espacios visitables, Venecia tiene apenas 260.000 habitantes pero recibe 25.000.000 de turistas al año, Italia está hastiada y lo mismo sucede con España, donde los barceloneses no saben cómo espantarlos y han decidido descartar la ampliación de su aeropuerto, el mundo empieza a restringir el acceso ilimitado a cientos de sitios que estamos destruyendo, estos modernos Atilas somos una epidemia. Las marcas país o ciudad, que venden lo que muchas veces no somos, o estandarizan y homogeneizan la oferta, han hecho del mundo un lugar idéntico en el que la gentrificación es una estrategia global. Medellín se ha esforzado en ello.
El turismo contribuye a más del 10.4% del PIB global, “el gasto total directo generado por la demanda de viajes a nivel mundial ascendió a 2,6 billones de dólares en 2017. Sumando los efectos directos e inducidos del turismo, la cifra asciende a 8,3 billones”. y aunque es llamado la industria sin chimeneas, la huella de carbono que produce ese renglón industrial es enorme, según un estudio publicado en 2018, ella representa el 8 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en el mundo, cuatro veces más de lo que se creía antes. El crítico cultural Gerhard Nebel afirmó, con razón, que el turismo era “uno de los grandes movimientos nihilistas, una de las grandes epidemias de occidente.”
El viajero se detiene, conoce y explora a fondo, no tiene prisa ... mientras que el turista apenas reconoce y no tiene acceso real o no le interesa tenerlo a la experiencia, apenas surfea sobre ella, el turista busca el camino más corto y rápido hacia el placer. En su libro Los bárbaros, Alessandro Baricco sostiene, que “ellos llegan de todas partes, armados con cámaras digitales y su guía del viajero se construye post factum en sus cuentas de FaceBook o Instagram”. El turista regresa idéntico, al viajero la experiencia vivida lo transforma para siempre. Dice un amigo, “uno regresa cuando vuelve igual. Uno retorna cuando vuelve transformado”.