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Qué paradoja que quienes producen parte de los alimentos hayan visto aumentar la pobreza monetaria extrema. Este año la pobreza aumentará, particularmente la extrema.
Por Mauricio Perfetti Del Corral - mauricioperfetti@gmail.com
El DANE publicó las cifras de pobreza del 2022, son resultados agridulces porque la pobreza monetaria disminuye, pero aumenta la pobreza extrema rural. Colombia había logrado en este siglo XXI llevar la pobreza extrema a un solo dígito, pero la pandemia devolvió ese gran logro a dos dígitos; este resultado es bastante desalentador pues un aumento en la pobreza extrema significa que más personas y hogares no logran satisfacer sus necesidades más básicas y, por tanto, padecen hambre.
La pobreza monetaria se redujo de 39,7% en 2021 a 36,6% en 2022; ésta a su vez disminuyó tanto en las cabeceras municipales como en las zonas rurales (respectivamente de 37,0% a 33,8% y de 48,5% a 45,9%). Persiste una elevada brecha en pobreza entre el campo y la ciudad cercana al 12,0%; ésta era de 11.5% en 2021.
La pobreza monetaria, sin embargo, afecta de manera diferente las ciudades capitales. Quibdó es la ciudad con mayor pobreza (62,3%), es decir, casi dos terceras partes de los quibdoseños se encuentran en esa condición. Le siguen las ciudades de Sincelejo, Riohacha y Valledupar con niveles de pobreza superiores a los de las zonas rurales; y Santa Marta, Cartagena y Montería tienen pobreza superior al total nacional; además, en Sincelejo, Cartagena y Montería aumentó la pobreza el año pasado. Es decir, gran parte de la población en pobreza vive en Quibdó, en las ciudades capitales de la costa Caribe (excepto Barranquilla) y en las zonas rurales. La ciudad con menor pobreza es Manizales con un 20,6%.
El resultado más preocupante es el de pobreza extrema; aunque en el total nacional pasó de 13,7% a 13,8%, en las zonas rurales aumentó de 21,6% a 23,3% entre 2021 y 2022; este último resultado significa que 207.554 personas más engrosaron la pobreza extrema en las zonas rurales. Colombia no ha sido capaz de reponerse del duro golpe de la pandemia en términos de la población con hambre. Quibdó (31,7%) y Manizales (4,0%) son las ciudades con mayor y menor pobreza monetaria extrema, respectivamente.
Lo que hizo posible la disminución de la pobreza monetaria fue el crecimiento económico del 7,3% acompañado de una reducción en el desempleo, y un efecto redistributivo favorable, que lograron compensar el aumento de la inflación y, en especial, del exacerbado aumento en el precio de los alimentos. Desafortunadamente en las zonas rurales no fue así para todos. Qué paradoja que quienes producen parte de los alimentos hayan visto aumentar la pobreza monetaria extrema.
El bajo crecimiento de este año y la persistente inflación se constituyen en señales que indican y anuncian que este año la pobreza aumentará, particularmente la extrema. Mientras el gobierno se quede de brazos cruzados para poner en marcha un plan para reactivar sectores claves de la economía, y evitar un apagón en medio de un fenómeno del Niño y con un sector eléctrico pasando dificultades, será inevitable una mayor pobreza. ¿Estaremos al borde no de una explosión controlada como acuñó optimistamente Alejandro Gaviria, sino de una deliberada como comentan algunos expertos y analistas?