Esta es una época eminentemente visual, la selfie domina, nos miramos obsesivamente en nuestro propio reflejo estático o en movimiento (que resulta ser apenas un simulacro de lo que somos); ese entorno nos ha hecho más sensibles a los mensajes políticos que comunica el vestido, aunque no necesariamente conscientes de ellos; de vehículo promocional de marcas y diseñadores poco a poco algunos han transformado el traje en cartel; el vestido (o la desnudez que también es una suerte de hábito) son el vehículo que muchos de los que buscan audiencias eligen.
Pep Guardiola lucía hace poco una cinta amarilla como muestra de solidaridad con los independentistas catalanes, Kim Jong luce siempre trajes inspirados en los que llevaba el líder comunista Mao...