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La descentralización se fortalece y se crean las condiciones legales para que las Regiones Administrativas y de Planificación (RAP) puedan transformarse en entes territoriales. El presidente Iván Duque cumplió su palabra, es un gran acto de gobierno, el mejor de su mandato.
La Ley 1962 o Ley de Regiones es un texto que permite abrirle paso a un proceso real de democracia política a lo largo y ancho de Colombia. Sin ella, no es posible avanzar en la construcción de una experiencia política regionalista. Esta Ley permite debilitar la concentración de poderes públicos que facilita la corrupción.
La centralización política en la Nación corrompe absolutamente porque concentra el poder en pocos. Por esto, la mejor alternativa es la descentralización en una sociedad civil organizada como Estado Constitucional de Derecho.
La lucha contra la corrupción no es un problema de populismo punitivo, es un asunto de democracia política, civil y social, y se vence o reduce en la medida en que se democratice una nación. Su origen está en la concentración de poderes.
Esta es la importancia de la Ley de Regiones, del proceso de regionalización. Los constituyentes de 1991 lograron que el tema de la regionalización se incorporara en la Constitución Política en los artículos 306 y 307.