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La ciudadanía marchó de manera masiva en todo el país, para decir que sus problemas deben ser resueltos ya. El paro, que superó cualquier estimado, es hoy el mandato ciudadano más claro y contundente. Los hechos vandálicos, que rechazamos enfáticamente, no tuvieron nada que ver con la convocatoria al paro, que siempre llamó a una jornada civilizada y pacífica.
Rechazamos que el presidente Iván Duque, en su alocución (del jueves 21 de noviembre), después de una manifestación de tal envergadura, se haya enfocado en estos hechos marginales, en vez de dar una respuesta clara y concreta a los reclamos ciudadanos.
Salieron a las calles los trabajadores que exigen condiciones laborales y pensionales realmente equitativas para superar la brecha escandalosa de desigualdad que hay en Colombia. Alzaron sus voz indígenas, afrocolombianos y campesinos, reclamando el reconocimiento de sus derechos ancestrales, junto con las mujeres y la comunidad Lgtbi por la equidad y la igualdad.
La sociedad civil ratificó su mandato de lucha real y efectiva contra la corrupción, y la ciudadanía indignada rechazó la reforma tributaria en trámite que perjudica a los sectores populares y a las clases medias. La ciudadanía empoderada demostró que no tiene miedo.
