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El discurso del presidente Duque parecía para Dinamarca, y no para Cundinamarca. Incluso parlamentarios que son aliados del gobierno nos miraban extrañados como preguntando en qué país vive el doctor Duque. Sobre todo en el tema del avance de la economía, de la solución de los problemas de pobreza e inequidad en el país fue bastante errático y alejado de la realidad. Y es bastante evidente que el discurso tiene un sesgo de tratar de hacer énfasis en asuntos que polarizan al país y que le sirven al Centro Democrático para las elecciones del próximo mes de octubre. Por ejemplo, el de la cadena perpetua, el de la aspersión y fumigación con glifosato, que se manejan con poco raciocinio.
Preocupa que los temas graves del país, como el de la desindustrialización, la quiebra del agro, la pérdida de empleos y el deterioro de la calidad de los que aún no se han perdido, el deterioro de la movilidad, del medio ambiente, hayan tenido tan pocas referencias serias en ese discurso. Nos hemos acostumbrado a que el Gobierno les imponga la agenda a los medios de comunicación y no se ponga el foco en temas trascendentales. ¿Cómo el presidente no hace referencia al informe de la FAO que dice que dos millones de colombianos se acuestan todos los días con hambre?.