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Es de buen recibo, por parte de la reserva, que el general Mora vuelva a la mesa en La Habana, en una revisión del Presidente de la decisión equivocada de marginarlo de la mesa.
Como lo dijimos desde un principio: el puesto del general es allá en la mesa, no visitando cuarteles. Es una garantía no solo para nosotros sino para todo el país, porque en él vemos a una persona en la que se puede confiar ante estas insistentes pretensiones de la contraparte, tan cuestionadas (no entrega de armas, cero cárcel, no refrendación popular y constituyente).
Ojalá que esto sirva para enderezar un proceso tan cuestionado y que llegue a buen término, aunque viendo las posiciones tan radicales de los cabecillas de las Farc no vemos que esto vaya a tener el fin que quisiéramos. Son palos constantes a la rueda, entonces, ¿en qué condiciones es posible negociar con ellos?
Por eso no se entendía que en esta parte crucial del cese el fuego, el desarme y la desmovilización, se fuese a suspender la presencia del general Mora. Él debe estar.
Ojalá los oficiales asesores del general que se retiraron vuelvan. Fueron elegidos por consenso de la oficialidad activa y en retiro. Son un puente con la mesa de transición que se creó en el Ministerio de Defensa. Que acepten volver, aunque sé que están molestos, y no se pierda su experiencia de dos años siguiendo el proceso.