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El sistema jurídico de un país democrático de verdad, está basado en la independencia de los jueces respecto de las demás ramas del poder.
Pero además de la autonomía operativa y conceptual, los jueces deben proceder conforme a la valoración probatoria sin miras partidistas o ideológicas. Hace algunos años que en las altas esferas de la justicia colombiana se presentan graves indicios de focalización para emitir sentencias politizadas, como las aplicadas a los exfuncionarios del gobierno de Álvaro Uribe.
Las más sonadas en los últimos días contra Bernardo Moreno Villegas y María del Pilar Hurtado tienen el olor de sacarse el clavo. Es sintomático y emblemático el proceso contra la señora Hurtado. A todas luces se veía la presión del Fiscal, quien públicamente ofrecía gabelas a quien señalara a su más alto mando en la Presidencia de la República.
Es el canje de privilegios penales por acusaciones que sirvan para cumplir con prejuzgamientos ideológicos y políticos. Les salió el tiro por la culata. Pero a los procesados les aplicaron duras penas por su militancia con la verdad.
¡De los gobiernos de los jueces, líbranos señora democracia! Aún estamos a tiempo.