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El mundo no podrá superar el problema del narcotráfico y el consumo de drogas a partir de la represión militar, policial y la prohibición. Hay fenómenos mundiales que regulados son absolutamente manejables, como es el caso de los fármacos ilegales.
Lo contrario favorece solo a las mafias porque para sobrevivir necesitan la ilegalidad, toda vez que hacen parte y se nutren de la misma.
El informe de ONU prueba que hay un incremento inusitado en la producción y consumo de cocaína, fármacos legales y todo un abanico de drogas sintéticas. También reconoce una relativa mengua en la producción de hoja de coca colombiana, pero el tratamiento que los gobiernos le están dando al tema favorece el crecimiento de las drogas.
Con la situación que plantea la crisis de la pandemia es evidente que las organizaciones mafiosas están trabajando a sus anchas, mejorando y consolidando el negocio, debido a que crece la tendencia de los Estados de abandonar las políticas de control del tráfico de precursores, que no produce Colombia sino el mundo desarrollado, para terminar castigando al consumidor como si fuese un delincuente y no víctima de este flagelo. Mientras se persista en la alternativa represiva, el fracaso en esta lucha global será persistente.