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No creo que la emigración de venezolanos sea tan masiva, ni siquiera por ahora parecida a la de colombianos en los setenta a ese país.
Diría que como no hemos sido un país receptor de emigrantes sino más bien “exportador”, la realidad es que nuestra preparación no es mucha para afrontar oleadas masivas de personas que puedan llegar de otros países forzadas por diferentes circunstancias.
Si tenemos problemas con los desplazados internos, y no los hemos manejado, ni imaginarnos una política adecuada para una emigración que por ahora no es masiva. El tema no es una prioridad interna como tampoco lo es en la agenda continental, excepción hecha de la frontera México-Estados Unidos, tema menos crítico por las políticas de emigración de Barack Obama.
Es relativamente normal, entre países vecinos, si la situación de uno es mejor que la del otro, en economía, seguridad y oportunidades, que la gente se vaya, y sobre todo en una frontera tan porosa y de tanta movilidad como la de Colombia y Venezuela.
Pero no veo una situación parecida, por ejemplo, a la que hay entre Haití y República Dominicana. La disparidad nuestra no es tan grande. Si lo comparamos, nuestro caso es mucho más moderado.
Y lo del corredor del Darién es una emigración transitoria, porque por allí se busca es llegar a Estados Unidos.