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(Estas acusaciones) son la muestra del estado de enajenación en que están (Lenín) Moreno y todo su Gobierno. Llevan dos años y medio echándole la culpa a Correa de todo: del mal manejo económico, del crecimiento en inseguridad, del fracaso en todas sus políticas. Ya nadie le puede creer a esas tonterías.
Incluso con los malabares que hicieron, engañaron al pueblo. Desde el principio traicionaron el programa económico, y en general el programa político, decidido en las urnas. Quisieron imponer el neoliberalismo para contentar a los grupos a los que se regaló el poder. Minimizaron el Estado, redujeron los impuestos, hay menos ingresos fiscales, incrementaron gastos ineficientes.
Como si fuera poco, prohibieron el financiamiento interno, prohibieron al banco central, donde están los depósitos del sector público, que financie al Gobierno. Con ese coctel molotov, no se le ocurrió mejor idea que duplicar el precio de los combustibles, tirar tremendo “paquetazo” al pueblo ecuatoriano, que no se veía hace 14 años. Con todo derecho el pueblo está protestando en las calles.
La solución constitucional es lo que se llama la “muerte cruzada”: anticipar elecciones, lo puede hacer la Asamblea o el mismo presidente de la República en caso de grave conmoción social.