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La amenaza que significa el anuncio de “Iván Márquez”, y un grupo de las Farc, no es menor. El grupo que entra a liderar puede tener un tamaño similar al del Eln, con lo cual es considerable el reto para los organismos de seguridad.
Es un grupo muy vinculado al narcotráfico en todo el país y recibirá recursos de muchos frentes que nunca se desmovilizaron. Para la política de seguridad es urgente reducir significativamente los cultivos ilícitos. Se deben retomar las fumigaciones con glifosato de manera sistemática y masiva, para restarles combustible no solo a las Farc sino a los grupos beneficiados con el incremento de los cultivos.
Este anuncio, de cara a la opinión pública, le resta más credibilidad a los acuerdos. Se corrobora que efectivamente las Farc nunca se desmovilizaron del todo. Hay investigaciones que confirman que de las Farc solo se desmovilizó el 50 %. Cuando se dice que el 90 % sigue en el proceso, se trata del 90 %, pero de la mitad de lo que eran las Farc. Es decir, casi el 60 % sigue en armas.
Los acuerdos de La Habana fueron muy permisivos. El gobierno pasado fue nada exigente en su cumplimiento. Las Farc no se desligaron del narcotráfico y no entregaron el dinero producto del crimen. Así se entiende que esos acuerdos se montaron sobre una farsa, mientras los negociadores miraban para otro lado.