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“El desempeño de la economía mundial ha estado marcado durante este año por un continuo deterioro de las expectativas económicas. Dicho deterioro, aunque generalizado, no ha ocurrido al mismo tiempo y en el mismo lugar. Estados Unidos fue el primero en mostrar síntomas de desaceleración que impulsaron a la FED a que cambiara el rumbo de lo que sería un año con incrementos en sus tipos de interés por uno en el que ya se dio el primer recorte de 25pb y se espera por lo menos otro igual antes de finalizar el año. Luego vino Europa con indicadores muy débiles, a lo cual el Banco Central Europeo reaccionó anunciando que su tasa de interés, ya en terreno negativo, puede hacerse aún más negativa, a la vez que se reactivaron programas de provisión de liquidez a través de bancos con el fin de que estos puedan comprar activos. En medio de este panorama, el recrudecimiento del enfrentamiento comercial entre EE. UU. y China, sumó a la ya alta incertidumbre sobre lo que pueda pasar hacia adelante. Así las cosas, un escenario pasado por una alta incertidumbre y por políticas monetarias laxas por parte de los países desarrollados y algunos emergentes, es lo que nos depara este remate de año”.