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Samuel Castro
Editor Ochoymedio.info, Miembro de la Online Film Critics Society
Twitter: @samuelescritor
En lugar de escribir sobre una de las tantísimas películas para adolescentes que llenan nuestra cartelera, un fenómeno que se hará más y más común cada vez, y que vemos acentuado en estos días por la pandemia, prefiero proponerles que vean una película pensada y escrita para adultos como usted o como yo, ganadora el año pasado de tres premios César (los más importantes del cine francés) que por obra y gracia de la distribución en streaming, se estrenó esta semana en HBOMax. Me refiero a “La belle époque”, de Nicolas Bedos, una comedia dramática capaz de reflexionar sobre la profusión de pantallas y nuestra carrera por conservar la juventud usándolas todas, sobre el paso del tiempo que afecta el amor y a los enamorados, sobre las farsas que nos contamos en las cenas de amigos y las mentiras que nos ofrece el arte y que aceptamos de buena gana para hacer más llevadero al mundo. Todo esto sin insultar nuestra inteligencia con obviedades ni caer en solemnidades pretenciosas; un logro enorme si pensamos en el cine francés que ha llegado a nuestras salas en la última década.
La precisa y ágil edición hace que las cosas parezcan más complicadas de lo que son desde el comienzo, cuando Maxime Drumond le muestra a su padre, Victor, el piloto de una serie que está produciendo, inspirada en una empresa real, según cuenta en la cena que comparten, que le organiza farsas de época a los más ricos para que sientan que pueden almorzar con Hitler o cenar en la corte de Luis XV. Pronto veremos que, si Victor es un anacrónico que no entiende el mundo de hoy, Marianne, su esposa, ha decidido que usar todas las ventajas de la tecnología y sacarles partido es su forma de no sentirse mayor, ni recordar que es abuela. Bedos, que también es el guionista, felizmente es capaz de mostrar las ventajas y desventajas de una y otra posición y preguntarnos al mismo tiempo: ¿es tan malo idealizar el pasado imaginando un lugar pacífico que jamás existió, como creer que ese futuro perfecto y conectado a los deseos inmediatos es ideal?
“La belle époque” no pretende ser una película teórica ni busca la complejidad de los artefactos narrativos de Charlie Kaufman. Avanza con sus ideas mientras vemos a Victor viajar al lugar y al día en el que conoció a su mujer, gracias a la empresa de la que ya hablamos. ¿Añorar a los que éramos o a quienes eran de jóvenes las personas que amamos, es dejar de amar a las que son? Para aumentar el ritmo, Bedos añade a la trama el usual enredo francés que se desarrolla con el director de la empresa de fantasías y su novia, escogida para hacer de Marianne en la juventud de su sueño pagado. ¿Sólo apreciamos lo que tenemos en su justa medida cuando existe la posibilidad de perderlo? Aunque no da respuestas, la película nos tiene reservados un par de puntos de giro que nos desarman y permiten conservar la trascendencia de la propuesta, en este empaque delicado de comedia francesa.
Pensar en cosas profundas mientras nos divertíamos. ¿No era eso lo que pensábamos de niños que era el cine de adultos?