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La caída de pasajeros como consecuencia de la pandemia tiene en graves dificultades financieras a los sistemas de transporte en Colombia. El Transmetro de Barranquilla estuvo casi toda la semana pasada sin funcionar, porque los operadores no tenían recursos. Hace apenas 10 días el Transmilenio de Bogotá se salvó de tener que parar porque el Concejo le lanzó un salvavidas. Y un operador del MIO de Cali alertó que tendría que dejar de operar. La situación aunque menos grave no es muy diferente para los otros cuatro sistemas de transporte masivo del país entre los que está el Metro de Medellín.
Luego de un 2020 catastrófico para ellos por la pandemia, este año, los viajeros estaban volviendo a usarlos a medida que la economía se reactivaba y se permitía un mayor aforo. Pero la llegada del paro nacional acabó de complicar las cosas en mayo y junio, con especial intensidad en algunas ciudades. A lo anterior se agrega una problemática más estructural: muchos usuarios dejaron el transporte masivo por otros medios de transporte, ante el temor de contagiarse del covid.
Al respecto, el Dane da cifras del estado actual en una encuesta del trasporte urbano de pasajeros (ETUP). El estudio muestra, en primer lugar, que en el segundo trimestre de 2021 se registraron 455 millones de viajes (5 millones diarios) en las 8 áreas metropolitanas (Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cúcuta, Manizales, Medellín y Pereira). Esto significa que se aumentó el número de pasajeros en 85,7 %, en comparación con el segundo trimestre del año anterior.
Sin embargo, si comparamos con el segundo trimestre de 2019, antes de la pandemia, el número de pasajeros de 2021 es menos de la mitad. Entre abril y junio de este año tuvimos 51,5 % de pasajeros menos en los sistemas de trasporte masivo del país comparado con el mismo trimestre de 2019.
Las consecuencias del paro nacional se observan en la reducción en el segundo trimestre de 2021 (-13 %), frente al primer trimestre.
De otra parte, si se examinan las cifras por cada sistema integrado se observa un mayor crecimiento interanual en los pasajeros transportados por Transcaribe de Cartagena (287,8 %), el sistema del Valle de Aburrá (115,8 %) y el de Bogotá (82,7 %).
La excepción es el MIO de Cali, sistema en el cual el número de pasajeros cae interanualmente 37,9 %, como consecuencia de las graves afectaciones que tuvo por cuenta del paro nacional.
Las herramientas de movilidad urbana a través de los Sistemas Integrados de Transporte Masivo (SITM) y los Sistemas Estratégicos de Transporte Público (SETP) sin duda son muy superiores a las que se tenía en el pasado. Estos sistemas, considerados modelos a seguir, adolecen de algunas fallas, que se quisieron corregir con el Conpes 3991 de 2020. En la última década, fue evidente la necesidad de completar su financiación con aportes públicos debido a la presión de costos sobre la tarifa.
Se había logrado superar, en todo caso, el modelo de la llamada “guerra del centavo”, que imperó en el siglo XX. Un modelo caracterizado por flotas obsoletas, problemas de seguridad en la operación de los buses y baja calidad del servicio. El nuevo modelo superó esas falencias y en la práctica significó además una reducción del tiempo en el transporte, con muchas mejores condiciones de viaje.
La pandemia y el paro hicieron más evidentes las debilidades del modelo del transporte masivo que requieren, al mismo tiempo, medidas de rescate en el corto plazo, y el examen de las características estructurales que propenden por su autofinanciamiento. No se puede dejar arruinar lo que ya se ha avanzado, es urgente hacer los rescates necesarios y seguir diseñando políticas públicas para que los ciudadanos le apuesten a este modo de trasporte y así podamos reducir la congestión y la contaminación de los vehículos particulares