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Esta nueva ola de xenofobia es una respuesta extrema al fenómeno que ha venido creciendo en los dos últimos años en Colombia, sobre todo después de la pandemia, y es el aumento de la migración a Estados Unidos vía México.
Esta semana se hizo viral el tema de los maltratos que están sufriendo muchos colombianos cuando intentan ingresar a México. La actriz Cony Camelo divulgó un video con los testimonios de pasajeros que venían con ella del país azteca a Colombia humillados y maltratados. Les negaron la entrada a México, según dijeron, después de padecer una suerte de tortura sicológica en los famosos cuartos a los que las autoridades de Migración de ese país llevan a las personas que no son admitidas, antes de permitirles el retorno al país de origen.
Los relatos son estremecedores. Familias enteras con niños menores de edad tiradas en el piso, pasando hambre y frío; insultos y la permanente amenaza de ser señalados de algún tipo de delito cuando el propósito de muchos de ellos —por lo menos así lo explicaron a las autoridades de México— era visitar ese país, como le pasó a una pareja que iba de luna de miel y vio frustrado su esfuerzo. O el caso de dos menores de edad que pretendían visitar a una tía y fueron aisladas, sin posibilidad de hablar con sus padres de forma directa y a quienes según la denuncia pública les dieron comida en mal estado, las hicieron firmar una declaración errónea y, además, les prohibieron dormirse. Incluso se denunció que una mujer abortó, producto del estrés que le produjo la visita al temido “cuartito”.
¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué se ha acentuado el rechazo a los colombianos en México?
Esta nueva ola de xenofobia es una respuesta extrema al fenómeno que ha venido creciendo en los dos últimos años en Colombia, sobre todo después de la pandemia, y es el aumento de la migración a Estados Unidos vía México.
Mientras muchos migrantes sufren un verdadero viacrucis yéndose por el Tapón del Darién para llegar a Panamá y luego cruzar por tierra al país del Tío Sam, a los colombianos se les ocurrió una más fácil: pagaban un tiquete a Cancún o a otro lugar en México y luego se acercaban a la frontera para que cualquier coyote les ayudara a cruzar por un hueco cualquiera del muro.
Hace precisamente un año publicamos un informe muy revelador sobre ese fenómeno: solo en tres meses, entre enero y marzo de 2023, fueron detenidos 40.676 colombianos en la frontera entre Estados Unidos y México, es decir, un promedio de 452 detenidos cada día en ese borde que separa a Latinoamérica del renovado sueño americano. La cifra es tan alta que Colombia llegó a ubicarse el año pasado como el quinto país del que llegan más migrantes a Estados Unidos.
Sin duda, la insospechada y estrecha relación que han desarrollado el Estados Unidos de Joe Biden y el México de Andrés Manuel López Obrador da para pensar que el drástico retén que han instalado en los aeropuertos de México para evitar que se cuelen potenciales migrantes es fruto de esa alianza.
Por eso, no solo los capturan en la frontera: el año pasado, México no les permitió la entrada a 29.284 colombianos en los aeropuertos internacionales de las ciudades de Cancún, Ciudad de México y Guadalajara.
Es una realidad difícil de enfrentar. Pero sin duda hace falta mayor claridad y transparencia de los gobiernos, el de México y el de Colombia, con este tema. Podrían empezar por advertir de manera fehaciente a los viajeros las condiciones que deben tener para no perder el dinero invertido en ese viaje fallido. ¿Cuánto se ganan, por ejemplo, las aerolíneas en tiquetes que finalmente no les sirven a los usuarios?
Por supuesto no es culpa de las aerolíneas, pero solo por llamar la atención de quienes están ganando y perdiendo en esta situación. En 2022, según cifras de Migración Colombia, a México viajaron 822.427 colombianos, y para 2023 salieron hacia ese destino 683.413, un decrecimiento del 17%.
El tema no es nuevo y ya se ha denunciado de forma repetida, sin que hasta ahora sea posible encontrar una respuesta contundente de la Cancillería de Colombia. Pocas medidas se han visto en ese sentido, pese a que el año pasado, en un debate de control en el Congreso sobre este asunto, el canciller Álvaro Leyva había asegurado que adelantaba acercamientos con el gobierno manito para mejorar las condiciones en materia de migración y respeto de los derechos de los colombianos en su llegada a territorio mexicano.
De todas maneras no deja de llamar la atención que justo en el gobierno de López Obrador, que se supone es gran amigo del presidente Gustavo Petro, traten peor que nunca a los colombianos. Y aún más, que estos gobiernos de izquierda, que tanto proclaman el derecho de los migrantes y la mano blanda hacia ellos, sean los que estén haciéndoles pasar los peores tragos.
Es hora de que la Cancillería de Colombia asuma de una vez acciones concretas que les garanticen a los colombianos un trato digno en los aeropuertos de México, o al menos unas reglas claras sobre las condiciones para viajar a ese país, para que no nos sigan cerrando la puerta en la cara como si fuéramos unos parias.