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El abuso de poder

15 de mayo de 2023
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La escena de un mayor de la Policía, y escolta del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, intimidando a una ciudadana que le gritó improperios al mandatario local en el Parque Lleras parece sacada de una dictadura.

El alcalde Quintero recorría con su séquito el parque recién acordonado –le pusieron un retén para decidir quién puede entrar y quién no– y una joven desde una terraza le gritó, tal vez ladrón o tal vez corrupto, porque automáticamente la abordó el mayor de la Policía Sergio Andrés Yepes Restrepo, el escolta de Quintero, con una actitud intimidatoria. Y la increpó con cierto aire de suficiencia. “Tiene cómo comprobarlo, o si no se va a meter en un problema”, le dijo. Ella le respondió: “Está comprobado en la Fiscalía”. El escolta, que a pesar de ser oficial de la Policía iba vestido de civil, se volteó hacia dos policías uniformados que estaban a su lado y les ordenó: “Hacen la anotación por gritar lo que está gritando... hagan la anotación para hacer la denuncia penal”.

Esas fueron sus palabras, quedaron registradas en un video: “denuncia penal” por gritar algún improperio. No está claro si el poder se le ha subido a la cabeza al mayor escolta o si su amistad con el alcalde Quintero no le permite aceptar ninguna crítica o si su desconocimiento de lo que es la democracia lo lleva hasta estos extremos.

No solo le hicieron la anotación, sino que tuvieron retenida a la ciudadana por un rato. No es un tema menor. La imagen es la del abuso de poder: una mujer que utiliza su voz para protestar, acorralada por quienes en teoría representan la autoridad, pero en este caso parecían estar defendiendo intereses particulares del mandatario.

Los gobernantes a los que se les sube el poder a la cabeza, esos que no logran entender que el poder político es para servir al público, terminan siguiendo el mismo libreto: primero es como si se embriagaran, exhiben el poder con arrogancia y empiezan a reprimir todo tipo de expresiones en contra, y luego se da una suerte de envenenamiento que, como ha demostrado la historia, termina acorralándolos.

En Corea del Norte, por ejemplo, Kim Jong Un, el dictador, tiene “un departamento de seguridad que detiene a la gente por decir lo incorrecto”, según le contaba un ciudadano a la BBC.

El alcalde Quintero –que no se pronunció en contra del abuso de su escolta– y el mismo mayor Yepes, parece que no tienen claro que el poder que hoy ostentan (esa brizna efímera de poder) se los ha dado la ciudadanía. Y así como se los ha dado, se los puede quitar.

Y no es la primera vez que ocurre. Como se informó en su momento, en junio pasado también hizo que la Policía sacara a una mujer de un restaurante donde Quintero veía un partido de fútbol, además de que la hizo conducir a una estación de El Poblado. Todo porque hizo un comentario que les sonó desobligante.

También, cuando la Procuraduría suspendió al alcalde el año pasado, amenazó al personal de un edificio al que iba con frecuencia porque le tomaban fotos y videos. Y en septiembre de 2021, una cantante conocida por su participación en ‘La Voz’, denunció que el Alcalde de Medellín presionó para que fuera despedida de un restaurante porque se negó a saludarlo durante su presentación.

Hay algo aún por explicar en la relación entre el alcalde Daniel Quintero y su escolta, el mayor Sergio Yepes. Tal vez ningún otro mandatario en la historia del país ha ido hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, a exigir que la Policía no le cambie su escolta. En Bogotá existía el interés de cambiarlo debido a las versiones de presuntos actos de corrupción. La reacción de Quintero fue tan exagerada que cualquier cambio que estuviera previsto en su esquema de seguridad tuvo que ser abortado. Este periódico, en su momento, consultó al director de la Policía, pero este prefirió no hacer ningún comentario.

El ruido alrededor del mayor amerita algún tipo de evaluación por parte de la Policía Nacional. Más allá de las investigaciones que corresponden con motivo de su más reciente intimidación a una ciudadana.

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