Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Según las últimas cifras laborales del Dane, el desempleo no cede y continúa al alza, como registra la tasa de desempleo nacional a julio, que alcanzó 10,7 %, con crecimiento de un punto porcentual en relación con el mismo mes en el año anterior. En las 13 ciudades y áreas metropolitanas la tasa de desempleo fue 10,3 % mientras que el año anterior había sido 10,1 %. Por su parte, las tasas de participación, que miden el tamaño de la fuerza laboral al relacionar la población económicamente activa con la población en edad de trabajar, cayeron 0,6 puntos porcentuales en el total nacional (de 63,6 % a 43 %) y 0,7 en las ciudades y áreas metropolitanas (de 67,1 % a 66,4 %).
Así las cosas, el aumento del desempleo se da al tiempo con una reducción relativa de los trabajadores en el mercado laboral formal. Hay todavía más elementos: el desempleo es mayor para los jóvenes entre 14 y 28 años (17,5 % en el trimestre mayo-julio frente a 16 % en 2018) y las mujeres (13,1 % en el trimestre mayo-julio de 2019 contra 12,4 % en 2018). Además, el aumento del desempleo, que perjudica más a jóvenes y mujeres, sigue estando acompañado de una alta informalidad (de 44,9 % para los hombres y 49,1 % para las mujeres).
No es fácil, como lo han reconocido el propio Gobierno y muchos analistas, encontrar una explicación al aumento del desempleo. Al fin y al cabo, la economía está creciendo, no muy vigorosamente, es cierto, pero está creciendo (3,1 % en ritmo anual) y, resulta extraño que, en esas condiciones, los cálculos muestren destrucción de empleo y aumento del desempleo.
Todas las pistas apuntan a una importante pérdida de empleo dentro de los trabajadores independientes, debida al año final de las administraciones locales y al ajuste en el gasto del Gobierno nacional. En esas condiciones, muchos consultores y contratistas están perdiendo sus fuentes de trabajo. En contraste, la actividad de la construcción, que crece muy poco dentro del PIB (0,6 %), está generando mucho empleo, en especial por la recuperación de las obras civiles. A pesar de esto, no se ha podido compensar lo que sucede en otras ramas de la economía como en la actividad inmobiliaria, empresarial y de alquiler, y la propia industria manufacturera.
Cada vez se insiste, para explicar el alto desempleo, en la presencia masiva de migrantes venezolanos. Esta resulta ser una salida facilista que no tiene en cuenta los problemas estructurales de nuestro mercado laboral. Se quiere, entonces, justificar un problema estructural como es la escasa respuesta de la tasa de desempleo al crecimiento económico, con una problemática claramente transitoria, como es la migración venezolana, que solo puede tener algún efecto marginal.
Lo cierto es que hoy muchos colombianos en edad de trabajar no encuentran empleo y deben dedicarse a la informalidad que, aunque ha disminuido marginalmente, sigue siendo el sitio de llegada de muchos trabajadores. La situación laboral hace que sea urgente entender por qué la economía, aunque está creciendo, no está generando más empleo.
De un correcto diagnóstico podrían salir muchas propuestas creativas, porque no es suficiente decir que si la economía crece se reduce el desempleo, ya que eso no es cierto como lo muestran las cifras oficiales. El Gobierno está en mora de ofrecer una explicación plausible al fenómeno del desempleo en Colombia y diseñar políticas creíbles para combatirlo, porque se está convirtiendo en un problema mayúsculo.