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Desde su título el Informe sobre Desarrollo Humano 2019 del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: Desigualdades del desarrollo humano en el Siglo XXI, se anuncia lleno de mensajes. El Informe se conoce en un momento en que se presenta una oleada de manifestaciones en numerosos países, un signo muy claro de que algo no está funcionando en esta sociedad globalizada. Sus autores son conscientes de la necesidad de entender de forma adecuada el desasosiego actual y dar soluciones creativas a la crisis.
Un primer mensaje del Informe se refiere a que en el mundo continúan existiendo amplias disparidades en el desarrollo humano, aunque se está avanzando en la reducción de las privaciones extremas. Muchas personas han escapado del hambre, la enfermedad y la pobreza, como se muestra en los drásticos avances en variables como la esperanza de vida al nacer; sin embargo, se ha dejado atrás a muchos otros y las desigualdades persisten.
Al mismo tiempo, las aspiraciones de mucha gente están cambiando. Hoy las sociedades no pueden centrarse únicamente en la desigualdad que afecta a las necesidades más básicas -las asociadas a la ausencia de privaciones extremas-. Mirar más allá del presente significa hacer frente a las nuevas formas de desigualdad en las llamadas capacidades aumentadas, como por ejemplo el acceso a una atención de la salud y a una educación de calidad en todos los niveles, así como a las tecnologías modernas y la capacidad de resiliencia frente a las crisis.
Para el caso de las capacidades aumentadas las desigualdades se amplían, mientras que las básicas se reducen. Las divergencias en el acceso a conocimientos y tecnología se están profundizando. En los países con alto desarrollo humano, la población con estudios superiores crece a un ritmo más de seis veces superior a la de los países con desarrollo bajo.
Colombia hace parte del grupo de países de desarrollo humano alto y en 2019 ocupa el puesto 79 en el índice mundial de desarrollo humano que encabeza Noruega. En esa clasificación el país ha venido progresando sistemáticamente desde 1990. El problema es que si la clasificación se ajusta por las desigualdades Colombia cae 16 puestos; aún así, también está mejor en esa clasificación ajustada que en el pasado.
El país mejora en la desigualdad del ingreso, también avanza en la esperanza de vida, que pasó de 74,2 a 77,1 años, o en los años esperados de escolaridad que pasan de 13,6 a 14,6, así como en el número de médicos por cada 10 mil habitantes, hoy 20,8 frente a 18,2 en el pasado. En contraste, hay otros aspectos donde no hay progreso, tal es el caso del número de estudiantes por cada maestro en primaria, la tasa de mortalidad materna, las camas de hospital por cada 10 mil habitantes y el embarazo adolescente.
En síntesis, se puede decir que Colombia está mejor en satisfacer las necesidades básicas, aunque presenta estancamiento en algunos aspectos, lo que hace que siga siendo un país muy desigual. El desafío que tiene, de acuerdo con el PNUD, es evitar que se superpongan las nuevas desigualdades con las viejas, evitando para esto rezagarse en los avances tecnológicos y en la lucha contra el cambio climático, sin perder de vista las urgentes necesidades sociales.