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La Navidad nos saca de ese marasmo espeso en el que nos sume la preocupación y nos da un delicioso sacudón para recordarnos que llegó el momento de creer. Dicho en otras palabras, nos inyecta la vacuna contra el pesimismo.
La Navidad tiene una magia que ninguna otra obra del ser humano logra igualar: por más grave que todo parezca, por más derrumbados que podamos estar, siempre llega cumplidamente cada año a levantarnos el ánimo, cargada de buenas nuevas y de las energías más poderosas.
Más allá de cualquier creencia, el mensaje es contundente: un niño que nace en un establo, en medio de las condiciones más adversas, se convierte no solo en un ejemplo de vida –- durante 20 siglos – para miles de millones de habitantes del planeta, sino también con sus palabras construye una de las narrativas más poderosas de la historia de la humanidad.
La Navidad nos saca de ese marasmo espeso en el que nos sume la preocupación y nos da un delicioso sacudón para recordarnos que llegó el momento de creer. Dicho en otras palabras, nos inyecta la vacuna contra el pesimismo, esa que se inventaron hace muchos años, y que se llama ESPERANZA.
Para alimentar esa esperanza, para hacerla cada día más potente hemos dedicado esta edición de EL COLOMBIANO a contar 10 historias, personajes y noticias que la han sacado del estadio este año y son fuente de inspiración para el 2024. Es una suerte de regalo de Navidad con el cual queremos demostrar que todo lo bueno puede ser posible.
Está, por ejemplo, la historia del ingeniero que se inventó el pesebre de Venecia y que convirtió ese pueblo del Suroeste de Antioquia en la principal atracción de la Navidad; pero también la del hombre que dio el martillazo para finalmente juntar las dos puntas del túnel más largo de América, que nos permitirá transitar de manera más eficiente por entre nuestras montañas.
La neuroingeniera colombiana Andrea Gálvez nos contó cómo lograron devolverle a un tetrapléjico la capacidad de caminar. Hablamos con Melissa Valdés, la joven de Carolina del Príncipe que puso a las más encopetadas modelos de Victoria’s Secret a desfilar sus creaciones porque entendió que las cicatrices pueden convertirse en obras de arte. Reseñamos los descubrimientos claves de la medicina que nos permiten soñar con más bienestar para todos. Y buscamos a los Perros Criollos para que nos explicaran cómo fue la magia para que nos hicieran reír, como pocos, en 2023.
También tenemos la historia de Un viejo favor, la idea de pandemia que se ha convertido en símbolo de solidaridad; pero también cómo hizo Argos para dar el salto a las grandes ligas de la industria de Estados Unidos. Así como la historia de la comunidad del barrio El Salvador que produce energía solar y ya les pagan más por ella de lo que les cobran en la colilla de servicios públicos; y también publicamos la entrañable historia de Felipe, el niño del barrio Santa Cruz que tocó a las puertas de EL COLOMBIANO para contarnos sobre los grandes sueños que tiene para él y para todos.
Tenemos, pues, razones, muchas razones, para creer. O como diría el argentino Jorge Luis Borges, el derecho y el deber de la esperanza. Una frase que podría ser pronunciada por cualquier colombiano.
No podemos negar que vienen tiempos difíciles. Hay indicios que así lo sugieren. La economía del país se desacelera, y pronto se notará en el empleo y los ingresos de los colombianos. La seguridad empeora y parecemos volver a tiempos de ingrata recordación. La gente tiene miedo de invertir porque la incertidumbre y la hostilidad contra quienes crean oportunidades de trabajo se mantienen. Por no hablar de la crisis de salud que podría darse si el Gobierno sigue insistiendo en pisotear el sistema que hoy tenemos.
Por mucho que arrecie la tempestad tenemos claro que en lo profundo de nuestro corazón vive la fábrica de la esperanza que nunca se apaga. Esa fuerza que nos levanta, y nos recuerda que de nosotros depende si vamos a caer por el abismo o si vamos a corregir el rumbo. ¿Cuántas veces en la historia de Colombia hemos logrado corregir ese rumbo, y hemos evadido el abismo para encaminarnos hacia mejores destinos?
Un caso reciente: Medellín soportó cuatro años de pillaje, de mentiras y de engaño; cuatro años en los que trataron de destruir todo aquello en lo que creíamos, calumniando sistemáticamente a personas e instituciones que básicamente han intentado construir una mejor sociedad; y todo esto lo hicieron solo con el infame propósito del provecho personal y político.
A pesar de los nubarrones en el cielo, a pesar de que por momentos se podría pensar que todo estaba perdido, y que los artífices de esa estrategia lograrían acumular el suficiente poder para pasar por encima de la voluntad de un pueblo y perpetuarse: no lo lograron. Esa fuerza que habla desde el corazón nos recordó – a personas y organizaciones que dieron la batalla desde la esperanza – que era posible rescatar nuestra ciudad, y defender esos valores de trabajo, honestidad y esfuerzo que siempre han caracterizado a los hombres y las mujeres de Antioquia.
Hoy llegará para todos la Nochebuena: compartiremos la alegría de estar juntos, nos diremos cuánto nos queremos y recordaremos que en lo profundo de nuestro corazón está la fuerza que siempre nos sacará adelante: la esperanza.
Aprovechemos para recargar baterías en esta Navidad: que no es nada distinto que las vacaciones del alma.