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Aunque el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) sostiene que la aprobación de equipos como los ventiladores creados en Medellín por una alianza público-privada de cerca de 50 instituciones, puede tardar incluso dos años en otros países, y que ha agilizado su validación, es una prioridad el visado de estas herramientas esenciales para atender a pacientes críticos de la covid-19.
En momentos en que el contagio, y la pandemia misma, entran en una fase de mayor expansión, y cuando numerosas poblaciones del país reclaman el envío de ventiladores para equipar y montar nuevas unidades de cuidados intensivos, la pregunta obligada que se hacen autoridades municipales y ciudadanía es por qué el Invima no da luz verde a los ventiladores de los proyectos InnspiraMED y Unisabana Herons (ya en pruebas clínicas) claves para proveer estas herramientas de ventilación asistida.
Medellín, incluso de manera anticipada a esta aprobación, y queriendo tener ventiladores disponibles de inmediato, se aventuró a fabricar 300. Y podría manufacturar, en las plantas de Haceb y Auteco, cerca de 1.500 los próximos dos meses, lo que aliviaría la demanda local y permitiría apoyar a otras regiones del país en la tarea de salvar a los pacientes cuya autonomía respiratoria colapsa con el virus.
En las circunstancias del contagio, hasta la semana pasada, los colombianos comprendían la obligación del Invima de hacer una revisión exhaustiva de los equipos, para que no vayan a producir efectos adversos en la salud de los enfermos graves, pero después de casi tres meses de chequeos y retroalimentación entre las mesas técnicas del Invima y de los fabricantes en Bogotá y Medellín, pero sobre todo por la etapa en que entra la pandemia, es tiempo de poner en marcha una producción vital, de bajo costo, y valor humanitario indiscutido.
Con un sentimiento de sorpresa se conoció la versión de la Alcaldía de Medellín, según la cual los últimos requerimientos del Invima recayeron incluso en aspectos formales (tipo de papel de los pliegos de sustentación técnica y en unidades de medida) ajenos a la seguridad y eficiencia de los ventiladores.
Entidades privadas como Postobón y Fundación Bancolombia han garantizado financiación, y está a la mano el acumulado técnico y la calidad de la industria antioqueña, pero los ventiladores continúan “embodegados” o a la espera de multiplicarse. El Invima aún no otorga el visado.
El presidente de la República, Iván Duque, fue enterado en su reciente visita a Medellín del avance del proceso y de la necesidad de que el Invima acelere sus protocolos de aprobación. La expectativa es que esta semana se cumpla una fase preaprobatoria, para hacer test finales y reenviar resultados a Bogotá, para que a partir del 21 de julio se esté a las puertas del inicio de la producción del modelo.
En esta iniciativa no solo reside el ánimo de innovación y servicio de Antioquia a sus propios ciudadanos, sino la oportunidad de equipar a regiones del país que tardarían meses en acceder a ventiladores importados del exterior.
Es hora de desamarrar los nudos que mantienen parada la oferta de InnspiraMED y Unisabana Herons. No se trata de obviar o desconocer las funciones y controles del Invima. Se trata de que el Instituto agilice los trámites de un proceso esencial para proteger vidas en esta gravísima crisis.