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Aunque el retiro del presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, se hizo ver como una decisión personal que había pospuesto hace más de un año, el hecho de que se presentara pocos días después de que el gobierno sancionara la reforma pensional dejó el sabor de que fue una cuenta de cobro que tuvo que pagar por no lograr los objetivos del gremio.
Montenegro, que estuvo al frente de Asofondos durante 18 años, había dado la batalla para evitar que la reforma dejara en desventaja a las administradoras de los fondos privados de pensiones, que actualmente manejan recursos por 437 billones de pesos, una cifra gigantesca que equivale a más del 80% del presupuesto total de la nación para el año entrante.
Insistió en la inconveniencia de trasladar obligatoriamente a Colpensiones a las personas que devenguen más de un salario mínimo, por el impacto negativo en los fondos privados. Pero el gremio perdió la discusión más importante porque finalmente quedó aprobado que todos los que ganen hasta 2,3 salarios mínimos, es decir, tres millones de pesos, quedaran en la entidad estatal y el excedente de los que reciban un ingreso superior a ese tope pasará a los fondos privados.
La propuesta inicial del gobierno es que debían quedar en Colpensiones todos los que tuvieran salarios equivalentes a tres millones de pesos, pero el presidente Petro, saltándose su propia propuesta llegó a decir que deberían quedar los que ganaran hasta cuatro salarios mínimos.
Después de semanas de debate, finalmente quedó un tope que no les gustó a los fondos privados. Con lo aprobado en la reforma pensional, que fue sancionada recientemente por el presidente Petro, los fondos verán una mayor desbandada de afiliados hacia Colpensiones, teniendo en cuenta que alrededor del 80% de sus afiliados devengan entre uno y dos salarios mínimos. Montenegro advirtió en varias ocasiones que con la reforma pensional los fondos se irán marchitando ante la disminución progresiva de los ingresos a los afiliados.
Pero como en el adagio popular, del ahogado el sombrero, no todo fue tan malo para el sistema privado. En medio del debate el gremio logró sacar adelante un parágrafo transitorio que implica un cambio en el sistema de comisiones que se cobran por la administración de los aportes de los afiliados. Asofondos explicó que se pasará de cobrar comisiones sobre los flujos de cotizaciones de los afiliados a uno sobre el saldo o stock. Estas comisiones se cobrarían sobre un poco más de 200 billones de pesos, y no sobre el saldo total de los 437 billones, porque deben excluirse los ahorros de quienes están pensionados y los que están en régimen de transición.
Este tema generó un gran debate en el país en torno a si los fondos privados se van a quedar con un porcentaje mayor de lo que aportan los afiliados, del 0,7%, que es la nueva comisión.
Más allá de este punto, lo cierto es que con la reforma pensional se cambia el modelo que venía rigiendo en Colombia en los últimos 30 años, tras la aprobación de la ley 100 de 1993. Se acaba la competencia entre Colpensiones y los fondos privados porque entrará a regir a partir de julio del año entrante un sistema de pilares: solidario, semicontributivo, contributivo y de ahorro individual.
Si bien, con la nueva ley se intentó eliminar los subsidios para pensiones altas, lo cierto es que todos los afiliados con ingresos hasta 2,3 salarios mínimos las recibirán cuando se pensionen, lo que implica un gran impacto para las finanzas públicas. A ello se suma un artículo de última hora que establece un régimen especial para los campesinos y las poblaciones indígenas y afrocolombianas, que no está cuantificado.
También se perdió una gran oportunidad para ampliar la cobertura, que es del 25%, y revisar la edad de jubilación, que no está acorde con el aumento en la expectativa de vida, y que actualmente es de 62 años para los hombres y 57 años para las mujeres, inferior a varios países de América Latina que dejaron en 65 años la edad de pensión para hombres y mujeres. Subir la edad es un tema muy polémico, que genera protestas pero que más temprano que tarde se tendrá que abordar en la medida en que siga subiendo la esperanza de vida de los colombianos.
El debate sobre la reforma pensional no está cerrado todavía porque falta su revisión por la Corte Constitucional donde le esperan varias demandas, la reglamentación de la nueva ley y conocer el impacto real que tendrá en Colpensiones, en los fondos privados y en los afiliados al sistema. Quedamos atentos.